Por: Sasha Santamaría
Lo étnico resulta una de las temáticas recurrentes e inspiracionales dentro del mundo de la moda, haciendo referencia a la vestimenta tradicional o al bagaje gráfico de una cultura. Este discurso, bien puede ser usado para homenajear a determinada cultura; haciendo uso del diseño como plataforma para visibilizar una identidad o dar a conocer parte del folclore de una cultura e incluso, generar acciones de diseño colaborativo entre artesanos y diseñadores interesados en potenciar cierto saber hacer artesanal, revalorizando aquellas habilidades y permitiendo a los artesanos actualizar y adecuar sus técnicas a una estética contemporánea sin comprometer su sabiduría ancestral.
Sin embargo, cuando el concepto
étnico es mal usado, se corre el riesgo de caer en una instancia de apropiación
cultural, es decir, el plagio literal de las referencias o elementos
vestimentarios que conforman el patrimonio de una cultura para un fin económico.
Por esta razón, creo que al momento de adquirir una prenda o accesorio de
diseño catalogado como étnico, es prudente investigar si los artesanos que
ayudaron a fabricar el producto fueron bien remunerados por su trabajo. Otra buena opción sería comprar directamente al artesano y aquí les traigo dos ejemplos de
propuestas cien por ciento étnicas realizadas en mi país Ecuador.
Claudia e Hilda, las dos
maravillosas mujeres que protagonizan este escrito, son creadoras
de moda representantes de la cultura Otavalo, etnia indígena ecuatoriana que admiro y respeto mucho por el orgullo que sienten por sus orígenes y su exquisito talento artesanal.
Tanto Claudia como Hilda reflejan en sus diseños la esencia femenina del vestir propia de las mujeres de su cultura, compartiendo una parte de la coquetería del vestir de la mujer otavaleña con otras mujeres.
*Atención especial a la visión que cada una tiene de la belleza. Me regocija encontrarme con mujeres que tienen en claro que más allá del ornamento, el verdadero valor está en la sustancia, en lo interior.
Tanto Claudia como Hilda reflejan en sus diseños la esencia femenina del vestir propia de las mujeres de su cultura, compartiendo una parte de la coquetería del vestir de la mujer otavaleña con otras mujeres.
*Atención especial a la visión que cada una tiene de la belleza. Me regocija encontrarme con mujeres que tienen en claro que más allá del ornamento, el verdadero valor está en la sustancia, en lo interior.
Claudia Lema (Klayart)
Gracias a un artículo, pude conocer las bellas alpargatas de Claudia e inmediatamente pensé "Necesito unas para acompañar mi vestido favorito el próximo verano". Las veo como un calzado básico oportuno para la temporada de calor, fáciles de adaptar y combinar con cualquier estilo.
Gracias a un artículo, pude conocer las bellas alpargatas de Claudia e inmediatamente pensé "Necesito unas para acompañar mi vestido favorito el próximo verano". Las veo como un calzado básico oportuno para la temporada de calor, fáciles de adaptar y combinar con cualquier estilo.
“Mi nombre es Claudia Lema. Nací
en Mérida, Venezuela cuando mis padres emigraron por primera vez a los finales
de los setenta. Mis padres son kiwchuas otavalos, mi padre de la comunidad de
Quinchuqui y mi madre de la comunidad de
Monserrat. Somos ocho hermanos y mi familia siempre se dedicó al diseño y
confección de prendas tejidas de vestir, de ahí nació mi inspiración y
curiosidad desde niña por elaborar siempre todo lo relacionado al arte de hacer
con las manos.
Primero inicié con bolsos tejidos en un mini telar y posterior a eso suéteres hechos con una y dos agujas. Ya con los años decidí emigrar nuevamente al Ecuador y ya con un fin específico, soñé y nació la idea de renovar un poco el vestuario indígena, de esta manera surgió la idea de elaborar alpargatas primero pensando en mi necesidad de usar algo elaborado por mí, un calzado que mantenga la esencia del alpargata propia de las otavaleñas”.
Primero inicié con bolsos tejidos en un mini telar y posterior a eso suéteres hechos con una y dos agujas. Ya con los años decidí emigrar nuevamente al Ecuador y ya con un fin específico, soñé y nació la idea de renovar un poco el vestuario indígena, de esta manera surgió la idea de elaborar alpargatas primero pensando en mi necesidad de usar algo elaborado por mí, un calzado que mantenga la esencia del alpargata propia de las otavaleñas”.
Propuesta, materiales e inspiración: “Nuestras alpargatas están
elaboradas de cabuya y una plantilla de corcho con un material especial para
hacer de la alpargata suave y confortable. Las telas en su mayoría son tejidas
en telar en nuestro taller familiar y otras son adquiridas, seleccionadas, pues
hay gustos diferentes, entre ellas disponemos de encajes en colores negro, azul
y beige que son utilizadas para las alpargatas de novias, decorados y bordados
con mullos -mostacillas- y perlas checas. Siempre estamos inspirados en la mujer, en el arte,
en el valor de llevar algo elaborado totalmente a mano”.
Equipo de trabajo: “Actualmente nos encontramos trabajando unas diez personas, casi todos miembros de mi familia. De los diseños, patronaje y
selección de telas, modelos, etc, me encuentro yo exclusivamente. Tenemos por
ejemplo dos costureros que son dos de mis hermanos, la persona que moldea la
suela que es ingeniero es mi cuñado, el que pega y se encarga de hacer el
acabado de las cabuyas lo hacen un chico venezolano y mi hermano. Hay veces que mi padre también nos colabora, mi hermano hace las trenzas, tenemos de dos a cuatro personas que se encargan de coser el zapato y una persona que hace los remates como colocar
etiquetas y hacer los ojalillos. Paso final, el control de calidad donde debo revisar
uno por uno”.
Su visión de la belleza: “Para mí hablar de belleza es todo pues
pienso que si una mujer tiene valores, se ama a sí misma, tiene la capacidad de
amar a los demás y a la naturaleza eso reflejará en su exterior. Todo comienza
con lo que somos por dentro y se reflejará en lo que somos por fuera. Creo y
defiendo mucho la autenticidad de una mujer, pero por sobre todo la fortaleza
de la que estamos hechas, amo la independencia y creo firmemente que cualquier
mujer es capaz de llegar a donde quiere llegar, y cada uno está donde quiere
estar. Finalmente también es muy importante como mujer kiwchua otavalo,
conservar nuestra identidad y que mejor reflejarlo en nuestra vestimenta.
Respetando este principio tan importante
para nuestra cultura intento mantener la esencia en los accesorios y calzados
que diseño, pero a su vez dándole un toque moderno, pues todo progresa y si hay
cambios que sean una mezcla de lo tradicional con lo innovador. La mujer en su totalidad es bella solo debemos
ir más allá, dentro de nosotros mismas”.
Punto de venta: Bolivar 14-18 y Neptalí Ordoñez (Otavalo, Ecuador)
*Hacen envíos a todo el país.
*Hacen envíos a todo el país.
Facebook: https://www.facebook.com/klaudyalema/
Hilda Males (Zhafra)
Hilda es arquitecta de interiores
y ha participado y representado al Ecuador en diferentes concursos de diseño,
siendo premiada en algunas ocasiones por sus proyectos. De su proyecto, me parece interesante y original el desarrollo de sus vestidos de novia porque en ellos fusiona lo étnico y occidental logrando un equilibrio armonioso entre ambos mundos, además de su exquisito trabajo de bordado.
Propuesta, materiales e inspiración: “Zhafra se formó en el año
2011, aunque los diseños nacieron desde el 2008. Zhafra nació como una propuesta de diseño de
atuendos tradicionales de manofactura 100% artesanal. El objetivo fue proponer un nuevo ángulo de
visión de cómo una mujer kichwa puede verse a sí misma. Inicialmente empecé
investigando la historia del atuendo tradicional. En el proceso de los diseños
es importante conservar ciertos elementos representativos del atuendo
tradicional. Los materiales en un 90%
son importados: Hilos, cintas, tela, encajes, pedreria, etc”.
Equipo de trabajo: "Tenemos tres etapas de elaboración:
Bordado: Las mujeres elaboran el bordado entre un periodo de 4 días a 6 meses aproximadamente. La mayor parte de las mujeres están asentadas en el campo o zonas rurales.
Confección: Este proceso se realiza en un taller de Quito por dos modistas con más de 30 años de experiencia.
Acabados: Una vez concluida las dos etapas la prenda retorna a la ciudad de Otavalo para finalizarse con los acabados que la clienta elija, piedras, encaje, cintas, bordados sobrepuestos, etc”.
Bordado: Las mujeres elaboran el bordado entre un periodo de 4 días a 6 meses aproximadamente. La mayor parte de las mujeres están asentadas en el campo o zonas rurales.
Confección: Este proceso se realiza en un taller de Quito por dos modistas con más de 30 años de experiencia.
Acabados: Una vez concluida las dos etapas la prenda retorna a la ciudad de Otavalo para finalizarse con los acabados que la clienta elija, piedras, encaje, cintas, bordados sobrepuestos, etc”.
El bordado resulta un detalle
valioso en la propuesta de Hilda puesto que es una expresión artesanal vital en
su cultura. De esta manera, Hilda busca fomentar esta práctica y así poder
garantizar su supervivencia. Además diseña vestidos para novias a partir de la
fusión entre el anaco, prenda tradicional de su cultura y un vestido base a la
manera occidental.
Su visión de la belleza: “Creo que estamos en un momento en el que
todas las mujeres de todas las nacionalidades nos estamos auto evaluando para
darnos una respuesta a nosotras mismas. Vivimos
en un tiempo en el que los medios de comunicación masivos crean indicadores de
belleza y estereotipos, y esto ha repercutido dentro de los pueblos y nacionalidades indígenas,
sobre todo para las mujeres, que ha significado una lucha verse desde sus orígenes:
rasgos, facciones, estética… que son contrarios
a lo que representa ser bella según la cultura occidental.
Actualmente me encuentro presente
en espacios de activismo social, donde tocamos temas de género como estos. No te puedo hablar de mí como
representatividad, pero si te puedo mencionar que muchas mujeres estamos conscientes
que ser bellas involucra verse hacia dentro, mas allá de la envoltura, apostar primero por el contenido, volver a
nuestros orígenes y amar nuestras raíces.
Es así que, dentro de toda esa autoevaluación personal que me hago como
mujer y kichwa, se ha creado un vínculo entre mi memoria histórica y mi cuerpo, mis rasgos, mis facciones y los
detalles que involucran ser mujer kichwa-otavalo”.
Punto de venta: Calle
Bolivar 1313 y Quito (Otavalo, Ecuador)
*Cuenta con servicio de envíos nacionales e
internacionales.
Facebook: https://www.facebook.com/zhafrahm/