El futuro de las semanas de la moda



Reflexiones acerca del porvenir del circuito de desfiles.


Por: Sasha Santamaría (Consultora de Moda y Estilo)


Dicen que las crisis vienen cargadas de grandes cambios, o son, incluso, una oportunidad para replantear el camino. Actualmente, la industria de la moda experimenta un estado lleno de interrogantes; la pandemia del covid-19 le ha hecho encarar -para bien- ciertas realidades incómodas que venía evadiendo. Y es que desde hace un tiempo se habla del cambio urgente que necesita la industria en algunas de sus aristas. Las celebradas semanas de la moda y sus desfiles -aquel momento performativo donde los diseñadores despliegan su fantasiosidad en toda su magnitud- resultan uno de los aspectos altamente cuestionados últimamente debido a la vigencia de su efectividad como herramienta de promoción, exposición y comercialización de la moda. Este sistema de convocatoria y presentación que tiene su origen a mediados del siglo dieciocho, cuando al modisto británico Charles Frederick Worth se le ocurrió vestir a mujeres agraciadas con sus prendas para mostrarlas a la prensa y a sus clientes; atraviesa un momento determinante que busca reinventar sus maneras y acoplarlas a la “nueva normalidad” que exige el mundo post-pandemia.


La relevancia de los desfiles es puesta en tela de duda.

La moda y sus diversos actores ya han empezado a barajar estrategias, aunando esfuerzos para visionar nuevas formas de contar sus narrativas, buscando ir más allá del tradicional carrusel infinito de modelos ataviadas con los ensambles de la temporada. Y es que desde los tiempos de Worth hasta unos meses antes de la pandemia poco o nada había cambiado en esta dinámica. Aunque, viajando unas décadas atrás, la llegada del año 2000 trajo consigo el auge de la moda rápida y la llamada “democratización”, acelerando en demasía el surgimiento de tendencias y con ello, una necesidad de cambio constante, lo que hizo que el calendario de presentaciones sumara más fechas; ya no bastaba con presentar dos colecciones al año; las usuales Otoño-Invierno y Primavera-Verano, ahora, para saciar las ansías de novedad, había que acelerar el pulso e introducir nuevas colecciones. Fue así como el circuito de la moda sumó nuevas categorías, dando paso a las denominadas crucero, pre-fall, alta costura para invierno, alta costura para verano, colecciones cápsula… Todo por seguir los pasos del frenético ritmo impuesto por las marcas de moda rápida.

Este desenfrenado escenario fue la pauta para que en 2002, un derrotado y aún en vida Yves Saint Laurent, decidiera dar un paso al costado y retirarse de la costura, al ver que su oficio ya no tenía cabida en aquel contexto voraz de copiar, vender, usar y tirar. Así, mientras el calendario de la moda se llenaba de eventos, los desfiles –tanto en exteriores como en las primeras filas- se colmaban de un público inusual. De repente, los periodistas, compradores y voces expertas compartían espacio con los nóveles bloggers -estas estrellas de la digitalidad que conquistaron la virtualidad con sus peculiares composiciones estilísticas y su particular criterio sobre la moda- quienes eran convocados por los publicistas deslumbrados por su popularidad en la web, lo que posteriormente desencadenó una oleada de fashionistas ávidos de atención que colapsaban los alrededores de los desfiles soñando con ser fotografiados para consumar su momento de fama, un suceso que la periodista británica Suzy Menkes describió como El Circo de la Moda, refiriéndose a la presencia de estos intrusos sedientos de reconocimiento. Un síntoma de que los desfiles habían perdido su norte, dejando de ser un espacio de encuentro para compartir un interés genuino por la moda y el trabajo de los diseñadores, convirtiéndose en una instancia para la exhibición, para tomarse una foto y decir “¡estuve ahí!”.

La periodista de moda Suzy Menkes denominó “el circo de la moda” al show que fotógrafos y fashionistas creaban alrededor de los desfiles. Foto: Nssmag.


Bajo estas circunstancias, algunos diseñadores percibieron que ser parte del itinerario oficial de las semanas de la moda no los acercaba con su público y futuros clientes, optando por desmarcarse del circuito y desarrollando sus propias presentaciones bajo una atmósfera más íntima y cohesiva con su ADN de marca. Sin embargo, el brote del coronavirus que inauguró este año se convirtió en la razón para someter este esquema a un replanteamiento absoluto. En primera instancia, el distanciamiento social y la prohibición de eventos públicos han hecho que la digitalidad se convierta en una de las primeras soluciones para reinventar las presentaciones, siendo esta la manera en que se resolverá el calendario de desfiles de este año.

El British Fashion Council tomó la batuta anunciando que sus presentaciones serán digitales, concediéndole la libertad al diseñador de presentar su propuesta en el formato que desee; ya sea a través de un podcast, video o lookbook. Su postura considera la inclusión, apostando por una edición “sin género”. En Latinoamérica, el pasado mes de abril, México se convirtió en el primer país del continente en abocarse a este formato, presentando las colecciones de los diseñadores vía YouTube. De igual manera, Colombia y su prestigiosa Colombiamoda anunció que su edición de este año a celebrarse desde el 27 de julio al 2 de agosto será digital.

Estas posibilidades de nuevos formatos han traído otros cuestionamientos, tales como la necesidad del replanteamiento del calendario; de un recorte de las fechas de presentación. En lo que va de esta semana, uno de los sucesos más llamativos de la moda ha sido la publicación de una serie de reflexiones escritas por Alessandro Michele, director creativo de Gucci, las cuales fueron expuestas en el perfil de Instagram de la casa italiana. Una suerte de manifiesto íntimo en la que el diseñador expresa su deseo de alejarse de la “tiranía de la rapidez que humilla a la creatividad”. Sus palabras hacen un llamado a la desaceleración, a “un alejamiento de las fechas límites impuestas por la industria” dejando en claro su deseo de “abandonar los rituales de las colecciones por temporada para dar paso a una nueva cadencia”, anunciando que ahora solo presentará dos colecciones al año, un comunicado que comparte intenciones con el que realizó la marca Yves Saint Laurent hace unas semanas, expresando públicamente que diseñarán su propio calendario de presentaciones, siguiendo su propio ritmo en búsqueda de una “conexión con las personas a nivel global”. Esto deja en evidencia el descontento y agotamiento creativo que los diseñadores experimentan al intentar cumplir con los extenuantes y exigentes tiempos de producción, algo que, por citar algunos ejemplos, le pasó factura a Alexander McQueen y así mismo, provocó la salida de Raf Simons de la casa Dior.

Un cambio se hace urgente y en este contexto efervescente, varias figuras representativas de la industria han alzado su voz y a través del movimiento Rewiring Fashion directivos, diseñadores y demás actores se han reunido para discutir estrategias con el objetivo de redefinir el futuro de la industria. En el caso de las semanas de la moda, abogan por una revisión del calendario para volver al itinerario original: Otoño-Invierno y Primavera-Verano. También apuestan por la reinvención del formato de desfiles según el criterio del diseñador; lo que este considere conveniente para su público y clientes. La intención y deseo de cambio son evidentes, las altas esferas de la moda están en conversación y apelan por una desaceleración de la producción, un alto a la emergencia desmedida de colecciones y tendencias, en pro de una valoración al trabajo creativo pausado y de calidad. La gran interrogante es que si este planteamiento que propone un ritmo de producción pensado y consciente permeará de alguna manera en el sistema de moda rápida, el cual ha basado su operativa en la imitación y posterior copia de estos grandes nombres que ahora apelan por una ralentización. ¿Será que finalmente llegará aquel cambio que tanto anhela la industria? Que no sean solo expectativas.


*Publicado en Revista Cosas Ecuador: https://cosas.com.ec/el-futuro-de-las-semanas-de-la-moda/

Fórmulas de estilo para trabajar en casa



El paso a paso para crear un look de home office.


Por: Sasha Santamaría (Consultora de Moda y Estilo)

La “nueva normalidad” nos ha obligado a modificar ciertas dinámicas que formaban parte de nuestra no tan lejana y antigua cotidianidad. El confinamiento hizo que nos alejáramos de nuestros espacios de trabajo para convertir nuestra casa en nuestra nueva oficina, llevándonos, de igual manera, a elevar nuestras prácticas de vestir a una categoría que fusiona la comodidad de la ropa de “entrecasa” con la formalidad que exige el vestuario ejecutivo.
Lograr un equilibro entre ambas cualidades puede ser un desafío, ya que el objetivo es construir un conjunto que sea relajado y que al mismo tiempo nos haga lucir profesionales. Ya sea que tengas que cumplir con tu jornada de teletrabajo, asistir a clases en línea u otra actividad académica o laboral desde casa, con las siguientes pautas podrás diseñar un estilismo adecuado para desempeñar estas tareas.


Ponte en el mood

La ropa tiene el superpoder de influir en nuestro estado de ánimo. Así que no te dejes vencer por el deseo de quedarte en pijama. Deshazte de toda prenda que te remita al descanso, incluso en el calzado. No tomes el estar en casa como excusa para restarle importancia a tu apariencia. Idear un conjunto apropiado para tu jornada te permitirá entrar en el mood que necesitas para iniciar tus actividades.


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Enfócate en las prendas superiores

Seguramente, habrá oportunidades en las que deberás realizar video conferencias con tus compañeros. En este caso, para lograr estar bien presentada frente a la cámara, deberás concentrar tus esfuerzos de estilismo en las prendas superiores. Las blusas o tops con detalles predominantes son una opción altamente fotogénica, puesto que te proveerán el componente de moda que necesitas. Recurre a prendas con vuelos, lazos o texturas discretas. Las tan en tendencia mangas voluminosas también son una gran opción. Si en tu ciudad el clima está algo frío, un jersey de cuello alto es una buena alternativa para componer tu look smart chic. Descarta las prendas de tiras, desprovistas de mangas o de corte strapless, puesto que descubren la zona de los hombros.




Accesorios

Para enfatizar tu imagen en cámara, incluye accesorios para aderezar tus blazers o blusas. Puedes, por ejemplo, utilizar un pañuelo para decorar el cuello de tu clásica camisa blanca; de esta manera, le aportarás textura visual y algo de color a tu atuendo. Lograrás un efecto similar utilizando un maxi collar de materialidad opaca que no cause ningún tipo de destello. De igual manera, unos aretes de diseño atractivo le darán un marco agraciado a tu rostro. Si decides complementar tu estilismo con un cardigán o una chaqueta, añádeles un broche -¿recuerdas que te lo presentamos como uno de los accesorios in de esta temporada?- para crear un detalle protagonista. 







Parte inferior

Ya mencionamos que la comodidad es una cualidad fundamental para configurar el look ideal de trabajo en casa. Para esto, opta por prendas de silueta holgada para vestir la parte inferior de tu cuerpo. Los jeans tipo skinny o rectos no entran en esta categoría; en su lugar, prefiere aquellos de tiro medio o alto que descansen relajadamente sobre la cadera o cintura. Unos de estilo boyfriend o mom te garantizarán el confort que necesitas para sobrellevar tu jornada frente al computador.






No te olvides del calzado

Deja las pantuflas a un lado y culmina tu conjunto con unos zapatos que le den el cierre final al look. Si deseas incluir tacones, opta por aquellos de diseño kitten heel o cuadrado. Los tenis y ballerinas aparecen como alternativas más confortables pero igual de estilosas.



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*Publicado en Revista Cosas Ecuador: https://cosas.com.ec/formulas-de-estilo-para-trabajar-en-casa/



Nuevos escenarios y transformaciones de la moda


Señales que anuncian los cambios y el destino que tomará la industria.


Por: Sasha Santamaría (Consultora de Moda y Estilo)

Es evidente que nos encontramos frente a un momento de quiebre que reconfigurará toda normalidad a la que estábamos acostumbrados. Dentro de la industria de la moda, sus diferentes actores han iniciado una discusión en torno al futuro y nuevo rostro que esta tomará en consecuencia de la crisis a causa del covid-19. Y es que la historia demuestra que los tiempos sombríos traen cambios contundentes. Y la moda es experta en resistirlos y renovarse para poder sobrevivir. Por ejemplo, la Primera Guerra Mundial trajo consigo una novedosa emancipación en el vestir femenino, liberando a la mujer de la encorsetada silueta eduardiana; favoreciendo un estilo relajado, confortable y lineal que le permitiría trabajar y practicar deporte con total soltura.   

Mientras la moda divaga entre la incertidumbre –al igual que otros sectores-, ya ha puesto de manifiesto nuevas estrategias en respuesta a ciertas problemáticas inherentes a los tiempos pandémicos que corren. Surgen nuevos desafíos que a su vez, representan una oportunidad para innovar y revisar ciertas mecánicas que imperan en su sistema, acciones que pretenden determinar su porvenir. Analizamos algunas de ellas.

El camino a la sustentabilidad
Algunos entusiastas como Li Edelkoort –la reconocida especialista en tendencias- consideran esta pausa como la oportunidad que la moda debe aprovechar –y no dejar pasar- para hacer un reset y dar a luz a un nuevo comienzo bajo el estandarte de la sustentabilidad. Y es que resulta un secreto a voces que la moda y su voraz modo de producción son uno de los grandes causantes de la contaminación ambiental. El llamamiento hacia la desaceleración de sus procesos para mitigar el prejuicio causado a la naturaleza, es la premisa por la que abogan algunos especialistas.

Aunque las intenciones son buenas, hay que tener presente que “la moda es la hija favorita del capitalismo” –brillante axioma del economista alemán Werner Sombart- y que todo indica que sus ansías de constante renovación que son las que mantienen su dinámica y en consecuencia, motivan a un consumo desmesurado, son más poderosas que el anhelo de crear un cambio real. Basta con examinar las acciones que se han tomado luego de aquel oscuro 24 de abril del 2013, fecha en que ocurrió el colapso del complejo textil Rana Plaza, tragedia que dejó miles de muertos y heridos. Siete años después, una de las marcas involucradas en este accidente, aparece liderando el ranking del Índice de Transparencia dela Moda 2020. ¿Greenwashing en su máxima expresión?

Lo cierto es que una gran parte de la industria de la moda no está haciendo su mayor esfuerzo para dejar atrás sus malas prácticas. Mientras lees este artículo, trabajadores confeccionistas de Pakistán, Camboya y Bangladesh -¿ven que nada ha cambiado?- se encuentran protestando para exigir sus pagos. Esto demuestra que resulta urgente replantear y revisar la manera en que se está abordando y aplicando el concepto de la sustentabilidad en la moda, si se trata realmente de un compromiso ético o de una estrategia de marketing para mejorar la imagen de una empresa.

A pesar de la tragedia de Rana Plaza, los trabajadores del sector textil continúan laborando en condiciones precarias. Foto: AFP.


Representaciones digitales
El distanciamiento social que los organismos de salud recomiendan como una de las medidas para evitar la propagación del covid-19, pone límites a las actividades que convocan la concentración de varias personas en un mismo espacio. En este contexto, la moda ha determinado acciones para prescindir del contacto humano. Una de ellas, la realización de ediciones protagonizadas por modelos digitales. Aunque esto no es nuevo, ya que en 2016, la presentación de la influencer/instagrammer Lil Miquela puso de cabeza a la esfera de la moda, reabriendo el espinoso debate sobre las representaciones femeninas y los ideales de belleza que estos instauran en el imaginario colectivo. 
Y es que si no era suficiente con la apología a la delgadez extrema ahora, la vara sobre lo bello la definen los rasgos cincelados mediante el computador. No es casual la amplia aceptación de la que gozan los filtros de Instagram –en especial el combo ojos felinos + pómulos marcados + boca pulposa- que alteran nuestra apariencia con el propósito de hacernos lucir como estos personajes. No en vano, el aumento de labios y los rellenos faciales se han convertido en los procedimientos estéticos más solicitados, en un esfuerzo por concretar físicamente aquel “yo” virtual creado bajo la fantasía de estos filtros.

Dada la coyuntura actual, las editoriales han apelado a este recurso para llevar a cabo sus ediciones. Todo señala que esto no se trata de un suceso pasajero, que las modelos digitales han llegado para quedarse, competir y convivir con las de carne y hueso, puesto que la agencia The Diigitals es la encargada de crear estos avatares e impulsar sus carreras. ¿Su argumento? Las ediciones digitales son una alternativa para evitar la contaminación causada por la movilización aérea que demanda la transportación del personal humano que se requiere para realizar una producción fotográfica.

Así, la española S Moda –en su número de diciembre pasado- y Vogue Italia –en su edición de marzo- esquivaron la convencionalidad y elevaron como estrellas de sus portadas a estos maniquíes que a primera vista pueden confundir al espectador, abduciéndolo a un estado de desconcierto frente a la veracidad de la imagen que observa, una experiencia que condice con la distorsión de la realidad propia de una época donde las fake news y la posverdad manipulan los discursos. 

Modelos de la agencia The Diigitals como protagonistas de portada. Foto: Vogue Italia, S Moda.


La estética de lo esencial
En épocas de recesión como la que transitamos en la actualidad, se hace indispensable la economización de los recursos y un aprovechamiento óptimo de estos. En términos de diseño, esto suele interpretarse mediante la concepción de prendas o colecciones desprovistas de detalles intricados que encarezcan el proceso de confección, dando lugar a un estilo atemporal regido por piezas de líneas clásicas. Posiblemente, la actual crisis haga que la moda se incline hacia una estética dominada por el minimalismo y un propósito funcional, tal como ocurrió luego del 11-S, cuando el utilitarismo chic se convirtió en el lenguaje acatado por la moda para ir a tono con la solemnidad de lo sucedido.

También es factible, que el exceso de información visual a la que estamos expuestos a través de las pantallas nos lleve a buscar un silencio, un refugio en espacios llenos de nada. La portada blanca de la edición de abril de Vogue Italia da una pista de aquello, invitándonos a experimentar con la quietud. Incluso, existen señales previas de esta inclinación hacia la sencillez y discreción en el vestir. Meses atrás, en uno de nuestros reportes de tendencias, señalamos el fin de la tendencia de la logomanía y con este, la vuelta del  minimalismo. De todos modos, no queda descartada la aparición de una estética exuberante, tal como sucedió al final de la Segunda Guerra Mundial de la mano de Christian Dior y su opulento new look que en palabras del diseñador, significaba el retorno al glamur luego de un periodo de austeridad. Quizás seamos testigos del surgimiento de una nueva vanguardia.

Por otro lado, como mencionamos, resulta conveniente sacarle el máximo partido a los materiales que tengamos a nuestra disposición, y esto se convierte en una oportunidad precisa para poner en práctica conceptos que permiten la reutilización de ciertos insumos o elementos considerados como descarte. La circularidad y el up-cycling aparecen como guía para reconvertir por ejemplo, piezas como los samples o prototipos que generalmente no están disponibles para la venta al público y de esta manera, recrear con ellos nuevos ítems.  


La practicidad y el purismo priman en los conjuntos de Lemaire. Foto: Tagwalk.


La moda se transforma a la par de las sociedades y sus vicisitudes, adaptando sus mecanismos a los sucesos emergentes. Observar aquellos cambios resulta fascinante ya que denotan su capacidad de seguir el pulso de la época; respuestas que posteriormente formarán parte de su historia. Solo hay que permanecer atentos y dejarnos sorprender.  



*Publicado en Revista Cosas Ecuador: https://cosas.com.ec/nuevos-escenarios-y-transformaciones-de-la-moda/