¿En realidad necesitas tanta ropa?


Por: Sasha Santamaría




"Quien tiene mucho adentro, necesita poco afuera”. Esta frase forma parte de un bello texto firmado por el escritor José Martí y me pareció precisa para dar inicio a este escrito. Personalmente, desde hace cuatro años cuando tomé la decisión de dejar mi país para venir a vivir a Buenos Aires, he podido sentir que durante todo este tiempo, mi noción de practicidad se ha afinado hasta el punto de poder determinar qué es lo que realmente necesito en mi vida, sobre todo en lo que respecta a lo material.

Quizás porque siento que estoy en modo caracol viajero y me imagino mudándome a otro lugar llevando el peso de mis pertenencias sobre mis hombros, y sólo de pensar en lo que cargar conmigo al momento de un nuevo cambio de casa, aquel pensamiento me pone automáticamente en alerta al momento de querer adquirir algún objeto nuevo.

Sinceramente, me hace mucha ilusión pensar en la oportunidad de vivir y conocer algunos lugares del mundo y por ello, siento que debo tener un equipaje ligero. De hecho, recuerdo un comentario que hizo un amigo cuando vio como equipaba mi maleta para ir de visita a mi país: “¿En serio ese es todo tu equipaje? ¿Una sola maleta? Eso es lo que una mujer apenas necesita para guardar sus zapatos”. Y es que en realidad ¿quién necesita tanta ropa?. 
A veces pienso que cómo me desenvuelvo en la moda, las personas imaginan que tengo un guardarropa infinito abarrotado de vestidos y zapatos. Pero no, mi manera de relacionarme con la moda está distante de aquel pensamiento. Incluso, pienso en las mujeres que sí tienen un closet enorme lleno de prendas y me pregunto cómo hacen para recordar qué es lo que tienen y realmente darle un uso práctico en el día a día.

En mi caso, debido a mi condición actual de ave migratoria, me propuse tener un guardarropa únicamente con prendas que en realidad necesito y que realmente uso, que me hacen sentir y ver bien, las cuales me han acompañado en momentos importantes y que funcionan para diferentes ocasiones de mi vida. Por ello quiero compartirles estos hábitos que me permitieron cambiar mis modo de comprar ropa y así poder optimizar mi armario:

Crea un guardarropa real: Primero, al momento de comprar una prenda, hay que pensar si se ajusta a nuestro estilo de vida, es decir, si realmente funciona para las actividades que ocupan nuestros días. De esta manera, evitaremos comprar algo que no sea compatible con nuestras actividades laborales o de ocio. Por ejemplo, en mi caso, muy de vez en tengo compromisos de tipo vestido largo, entonces desistiré de comprar vestidos de noche porque no es un evento frecuente en mi vida social.

Determina una paleta de color: Tener en claro cuáles son los colores que nos favorecen, que nos iluminan, esos que cuando los vestimos la gente se deshace en cumplidos como ¡Qué bonito te queda ese color!, resulta un dato útil para armar nuestros conjuntos al momento de decidir cómo combinarlos, sobre todo porque de esta manera, si existe una uniformidad y coherencia en la paleta de color, resulta fácil articular las prendas entre sí y de esta manera, armar diferentes combinaciones. Este detalle tiene relación con un tema de colorimetría, es decir, aquel estudio que permite definir aquellos colores ideales según nuestro tono de piel, cabello y cejas. En mi caso, mi paleta de colores base son los neutros; negro, blanco, gris y para agregar algo de color voy por el azul (en cualquiera de sus matices) que es mi color favorito por todo lo que representa. Estos colores son bastante combinables y armónicos entre sí, lo que me facilita al momento de armar mis conjuntos o en caso de que decida hacer una compra.

Repite prendas: No hay nada malo en usar las veces que queramos esas prendas que tanto nos gustan porque nos hacen sentir especiales. Al parecer, existe un prejuicio que ve con malos ojos el vestir una prenda una y otra vez. Hay que tener una personalidad bien definida para evitar caer en ese juego que demanda constantemente, una apariencia nueva según los cambios que dicta la moda. Pienso que hay prendas que cuando las usamos mucho, nos dan un carácter especial hasta el punto que se convierten en nuestro sello distintivo y los demás inmediatamente nos identifican con ellas (recordemos a Carolina Herrera y su impecable camisa blanca). Además que al acompañarnos en ciertos momentos de nuestras vidas adquieren una magia especial y al momento de usarlas, evocan esos momentos agradables. 

Calidad no cantidad: Un gran no al exceso, a la acumulación sin sentido, a conservar cantidades de ropa que no vamos a usar, a comprar mucho en cantidad pero de poca calidad. Piensa en la posibilidad de armar conjuntos memorables a partir de pocas prendas. Encuentra una marca o diseñador afín con tu gusto personal, cuya propuesta demuestre calidad tanto en sus tejidos como en su confección. Personalmente, a mis 17 años encontré una tienda que se llama NafNaf y fue un flechazo inmediato. En mi armario tengo muchas prendas de esta marca y me parece increíble que después de tantos años aún siguen impecables. Da satisfacción invertir tu dinero en algo que dura mucho tiempo y que verdaderamente es útil.

Precisamente, hace unos días gracias a un conversatorio que asistí, pude enterarme que la industria textil es la segunda más contaminante del mundo, después del petróleo y antes que la minería. Creo que es una razón de peso suficiente para repensar nuestros hábitos y empezar a tomar conciencia acerca de cuánta ropa consumimos y necesitamos. 

Un neceser ideal


Por: Sasha Santamaría




El primer acercamiento que tuve con un neceser o bolsita de cosméticos se dio gracias a mi madre. Aún recuerdo cuando de pequeña a modo de travesura, hurgaba su bolso con mi mano inquieta en búsqueda de su cosmetiquera donde encontraba un mundo de labiales y polvos brillosos que disponía libremente sobre mi cara.

Luego de algunos años, aquella curiosidad sigue vigente, aún conservo el gusto de curiosear –si me lo permiten- los bolsitos de maquillaje de mis amigas. Y es que gracias a este artilugio podemos mantener en orden y cuidar nuestros cosméticos.  Ahora ¿cuáles son aquellos básicos de maquillaje útiles para resolver nuestro aspecto diario y que debemos tener en nuestro neceser?.  

Resulta práctico contar únicamente con lo necesario y así tener a mano aquellos productos que permitirán componer nuestro maquillaje sea para el día o para la noche:

La base: Personalmente no soy fan de las bases puesto que al menos en las pocas ocasiones en las que debí utilizarla, sentí mi piel muy pesada y como siempre me inclino por lo natural aquella no es una sensación que disfrute. 
Sin embargo, hace un par de años descubrí la BB Cream de Maybelline NY que tiene la textura perfecta para mí. Se trata de una crema de color bastante ligera que empareja el tono de la piel. A mí me basta con aplicar unas cuantas gotas y listo. Creo que cuando tienes tu piel en buen estado, hidratada y con aspecto saludable no es necesario cubrirla tanto.

El rímel: Cuando se trata de maquillar los ojos para el día, aplico máscara de pestañas únicamente sobre aquellas que están cerca del final del ojo. Eso sí, para la noche la mirada va recargada, evitando el exceso de producto para que no aparezcan grumos. 
Actualmente estoy encantada con la máscara Classic de Maybelline NYC y otra que utilicé en algún momento y me agradó es la Phyto Mascara de Sisley Paris, puesto que sus componentes orgánicos ayudan a fortalecer las pestañas y no maltrata la zona que las rodea.

Sombras: Una paleta de tonalidades cafés para el día y algo de bronce, negro o metalizados para la noche.

Labiales: Un tono ligeramente rosa que aporte color a los labios resulta discreto para avivar el rostro en nuestra jornada diaria. Un labial que me gusta mucho porque tiene un color muy bonito es el tono 058 Drop of Sherry de Rimmel London. Y para la noche siempre rojo. Mi rouge favorito es el 166 Temptation (también de Rimmel London).

Un labial comodín: Uno de tono nude en nuestra cosmetiquera sería como aquel vestido negro que nunca debe faltar en nuestro armario, luce sofisticado y resulta un color neutro para cualquier tipo de maquillaje. Mi preferido es el tono 630 Beige á Nu de L’Oreal y me encanta porque tiene una textura suave y humectante, además que tiene un ligero aroma muy sutil y agradable.

Para ocasiones especiales: En una de mis recorridas de farmacia descubrí la paleta Kate Sculpting firmada por Kate Moss para Rimmel London. Se trata de una paleta dividida en tres partes que contiene iluminador, polvo para contornear y blush. La tengo en el tono 002 Coral Glow, ya la utilicé un par de veces y me pareció muy práctica (sobre todo porque viene con instrucciones que indican en qué zona colocar cada producto). Si al igual que yo son primerizas en esto del contouring y strobing, este producto es ideal para lograr ambos efectos con bastante facilidad. 

Acerca del Asesor de Imagen

Por: Sasha Santamaría




La inspiración para este post surge a partir de una consulta que recibí por parte de una alumna. En medio de una conversación llegamos al tema sobre cuál es la labor de un asesor o asesora de imagen. Por alguna razón, últimamente estas palabras han tomado relevancia dentro de las conversaciones cotidianas. Probablemente la causa viene de la mano de aquellos programas de televisión donde una persona  ejerce de “árbitro de estilo”, cuya tarea es desechar todo lo que considera anticuado o poco favorecedor del guardarropas de él o la participante a quién transforma su imagen personal.

Actualmente, aquella es la referencia más notoria del trabajo que realiza un asesor de imagen. Sin embargo, como profesional formada en esta rama, me gustaría aprovechar este espacio para compartir con ustedes qué es lo que debemos esperar de un asesor de imagen y qué no al momento de contratar sus servicios, puesto que según lo que he escuchado y observado existe un  cierta confusión acerca de su rol.

Si hay algo que me gusta y me emociona de trabajar en la moda es que se encuentra profundamente conectada con la belleza, el objetivo será siempre exaltar lo agradable a la vista, un todo que resulte placentero a los sentidos. En el caso del asesor de imagen, su cometido será sacar a relucir el estilo de una persona siendo consecuente con su individualidad.

Ciertamente, encontrar el estilo personal para algunos resulta una tarea compleja y por ello se ven en la necesidad de recurrir a un profesional que los guíe hacia esa búsqueda, lo cual considero es una labor delicada puesto que se trata de algo tan íntimo y personal vinculada con el ritual diario de vestirse y adornarse.  
De esta manera, un asesor de imagen te ayudará a:

- Encontrar y definir tu estilo de vestir personal mediante un cuestionario que le permitirá conocer tus gustos personales (colores, música) , las actividades que realizas (trabajo y vida social), prendas de vestir preferidas, estilo de moda con los que simpatizas, referentes de estilo... en fin, aquellos datos que permitirán configurar y visualizar tu estilo de vestir.

- Generar una relación amigable con tu cuerpo y  su forma gracias a un diagnóstico donde descubrirás su tipología y así poder vestirlo de manera consecuente y realista, honrándolo y potenciando sus virtudes.

- Te enseñará cuáles son las prendas, cortes, siluetas y texturas convenientes para vestir según tu tipo de cuerpo.

- A través de un test de colorimetría te permitirá descubrir la paleta de color que favorecerá a tu tono de piel y le aportará luminosidad.

- Te dirá cómo armar conjuntos apropiados para diversas ocasiones y así poder articular las prendas de forma armónica y funcional según los requerimientos de la ocasión.

Como dije anteriormente, esta es una tarea muy delicada, por ello algo que no debería hacer un asesor de imagen es realizar juicios de valor acerca de tu aspecto personal o tu ropa.  Es importante que prevalezca un trato respetuoso y cálido hacia la persona que decidió acudir a un profesional  para resolver sus dudas de estilo.

Aquello me recuerda a una historia que tuve hace unos días con una amiga quién me pidió ayuda para escoger un vestido para una ocasión importante. Ella quedó tan a gusto con lo que elegí para y yo quedé contenta y honrada de que haya confiado en mí para ayudarla con su elección de vestuario para aquel día tan especial. Es que de eso se trata, de ayudar y ser una guía para que otros puedan verse y descubrirse especiales desde aquello que los hace únicos.