Por: Sasha Santamaría
Si la moda es el espejo de un
determinado tiempo, definitivamente esta
es la era de las imágenes.
Podemos experimentarlo día a día a través de las pantallas de nuestros dispositivos móviles, colmadas de retratos que personifican los más diversos temas. Lo vemos en las redes sociales, donde jugamos el rol de protagonistas/creadores, basta con presionar el pequeño ícono en forma de cámara para capturar todo aquello que cautiva nuestra mirada. Imágenes efímeras que son rápidamente remplazadas por otras, información visual que se regenera a un ritmo vertiginoso. Imagino millones y millones de imágenes circulando en la web como estrellas fugaces en el cielo.
La moda, bebedora incansable de los comportamientos de su época, no puede quedarse ajena a estas nuevas conductas, permitiendo que una multiplicidad de estampas y temas convivan en un solo conjunto armónicamente, estética que tiene a la diseñadora griega Mary Katrantzo como gran precursora, quien se apoya en la técnica de impresión digital para perpetuar fantásticos, coloridos y audaces grafismos en sus prendas.
Para poder llevar con gracia esta tendencia es necesario cultivar la habilidad de combinar, procurando evitar excesos para no caer en exageraciones.
Podemos jugar eligiendo una temática que represente nuestro estilo y lo que buscamos comunicar: flores, puntos, rayas, animal prints, formas geométricas están a nuestra disposición. El color actuará como punto de unión entre estampas, usando uno solo o sus tonos similares. El motivo que compone el estampado debe ser de tamaño moderado para no dar una apariencia extravagante, usar la estampa más pequeña sobre el área que queremos disimular y la más grande donde se requiera destaque.
En el caso de las texturas, combinar los opuestos: superficie brillosa sobre una opaca, suavidad con rigidez, un tejido que evoque delicadeza con uno que trasmita rebeldía.
Son tiempos de diversidad, de usar nuestra creatividad e imaginación, momento para reinventar nuestra imagen, esto, sin que antes, toda moda sea aprobada por el filtro de nuestra intuición, porque es la única manera de que cada una de nuestras elecciones al momento de vestir se conviertan en un reflejo fiel de nuestra esencia, de nuestro ser interior.
Podemos experimentarlo día a día a través de las pantallas de nuestros dispositivos móviles, colmadas de retratos que personifican los más diversos temas. Lo vemos en las redes sociales, donde jugamos el rol de protagonistas/creadores, basta con presionar el pequeño ícono en forma de cámara para capturar todo aquello que cautiva nuestra mirada. Imágenes efímeras que son rápidamente remplazadas por otras, información visual que se regenera a un ritmo vertiginoso. Imagino millones y millones de imágenes circulando en la web como estrellas fugaces en el cielo.
La moda, bebedora incansable de los comportamientos de su época, no puede quedarse ajena a estas nuevas conductas, permitiendo que una multiplicidad de estampas y temas convivan en un solo conjunto armónicamente, estética que tiene a la diseñadora griega Mary Katrantzo como gran precursora, quien se apoya en la técnica de impresión digital para perpetuar fantásticos, coloridos y audaces grafismos en sus prendas.
Para poder llevar con gracia esta tendencia es necesario cultivar la habilidad de combinar, procurando evitar excesos para no caer en exageraciones.
Podemos jugar eligiendo una temática que represente nuestro estilo y lo que buscamos comunicar: flores, puntos, rayas, animal prints, formas geométricas están a nuestra disposición. El color actuará como punto de unión entre estampas, usando uno solo o sus tonos similares. El motivo que compone el estampado debe ser de tamaño moderado para no dar una apariencia extravagante, usar la estampa más pequeña sobre el área que queremos disimular y la más grande donde se requiera destaque.
En el caso de las texturas, combinar los opuestos: superficie brillosa sobre una opaca, suavidad con rigidez, un tejido que evoque delicadeza con uno que trasmita rebeldía.
Son tiempos de diversidad, de usar nuestra creatividad e imaginación, momento para reinventar nuestra imagen, esto, sin que antes, toda moda sea aprobada por el filtro de nuestra intuición, porque es la única manera de que cada una de nuestras elecciones al momento de vestir se conviertan en un reflejo fiel de nuestra esencia, de nuestro ser interior.
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