Es oficial. En este momento,
todos los medios especializados en moda están haciendo réplica de ello. Raf
Simons ha abandonado Dior. Sus motivos: dirigir toda su atención en sus proyectos
personales.
Desde su llamado a comandar la
casa en abril de 2012, volcó su sensibilidad minimalista -moldeada en su tiempo
como creativo de Jil Sander- a través de la cual demostró un impecable manejo del color, junto
con otros valores que delinearon la imagen femenina según la mirada del
diseñador: práctica, delicada, etérea, con ciertos visos rock y futuristas, los
cuales integró discretamente, a la emblemática estética de la marca, respetando
su insigne silueta en forma de corola, -aquella que devino a partir de la fascinación
de Christian Dior por las flores- sumado a re interpretaciones de prendas
icónicas como la chaqueta Bar, dos de los aspectos que dibujaron los contornos
del llamado nuevo look de los cincuenta. Fue así como Simons logró amalgamar tradición
y modernidad.
Lo que vimos en estos 3 últimos
años a través de 20 colecciones entre propuestas de alta costura, ready-to-wear y
crucero, puede ser definido como la imagen de la mujer de esta época, por medio de prendas donde la sencillez prevalece sobre el exceso.
Este gusto por lo modesto fue una de las claves que conllevaron a configurar el que sería su mayor aporte al mundo de la moda actual: modificar los parámetros de la alta costura que siempre estuvieron relacionados con el dramatismo y lo rimbombante.
Esta despedida no fue si quiera sospechada. En su último desfile, presentado hace apenas 2 semanas sobre la calle Rivoli en Paris, dentro de un gran domo decorado con millares de delfinios, todo parecía marchar bien. Por lo visto, leal a su estilo, quiso partir de manera silenciosa, discreta, sin generar atención, poniendo así el punto final a su historia escrita en el fascinante libro de Dior.
www.facebook.com/elalbumdemanuela
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