Por: Sasha Santamaría
A la moda, hay que agradecerle por aquellas piezas que son inmunes al humor inconstante de las tendencias, aquellas prendas catalogadas como clásicas, dignas de ocupar los principales percheros del armario femenino.
Una de aquellas piezas, el pequeño
vestido negro o little black dress, el
cual apareció en medio de la algarabía y
exceso ornamental de los años veinte cuando su creadora, Gabrielle Chanel,
hastiada de aquel bullicioso vestir, decretó que todas las mujeres de su época vestirían
bajo la rigurosidad del negro.
Desde aquel momento hasta la
actualidad de nuestros días, es posible disfrutar de la libertad, sofisticación
y sensación de estar bien vestidas en cualquier ocasión gracias a esta prenda,
cuya nobleza radica en su posibilidad de ser re interpretado a voluntad del
estilo de quién lo va a vestir. La legendaria Iris Apfel en su epónimo documental,
recuerda estas palabras de su madre: “Cómprate un sencillo y buen vestido
negro, que luego puedas transformar como quieras”. Así, este lienzo negro puede estilizarse
según visos del romanticismo, el rock o el minimalismo. La clave está en escoger
el que mejor se adapte a nuestra silueta y en consecuencia, adornarlo según las
motivaciones de nuestro gusto personal.
Nosotros, para esta producción, decidimos mantener su sencillez y acompañarlo simplemente con un toque de color gracias a estas lindas sandalias de Espíritu Santo
Y ustedes, ¿de qué manera deciden estilizar sus vestidos negros?
* Fotografía gracias a: Daniel Rey
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