Vevû: Romanticismo étnico

Bajo el mando de la diseñadora Sandra Delelis, la marca VEVU presentó su colección Otoño-Invierno denominada Escalas, dentro de la jornada de desfiles del Designers Look Buenos Aires 2014, celebrado en el Tattersal de Palermo.
Con una impronta que sugiere una feminidad casi ingenua y estilo “parisino” como carácter esencial, fueron escogidos para esta colección los grafismos y molduras de los aeropuertos de Tanzania, Bangladesh y Abu Dhabi diseñados por el arquitecto francés Paul Andreu, dando paso al desarrollo de la estética visual de esta propuesta, precedido por un análisis acerca de la forma en la cual la diseñadora pudiese concretar estas referencias en sus prendas.
Con una escenografía vistosa compuesta por pirámides de origami que simulaban un espacio lunar, pudimos observar una sinfonía de colores y estampas. Una colección bastante nutrida con conjuntos que abarcaron desde lo urbano hasta equipos para cocktail.
Para el día tapados con cuello peter pan, bolsillos grandes y parches decorando hombros y codos, faldas largas, sueters de lentejuelas junto con  tendencia de zapatos con medias cortas, manteniendo espíritu naif.
Para la noche enterizos y vestidos color negro con apliques de encaje, bordados sutiles destacando escotes, decorados con bordados étnicos y polka dots.
Las estampas fueron el recurso explotado, diversas formas que evocaban las dunas del desierto, reinterpretaciones de animal print, texturas metalizadas en tonos tierra  rememorando superficies áridas.
Una paleta de colores fría pasando por el azul, bordó, blanco marfil, tonos ocres y el clásico negro matizaron las vestiduras que propone la marca para este invierno 2014.



Fabián Zitta: Minimalismo futurista

El Faena Arts Center ubicado en el barrio de Puerto Madero fue el escenario escogido por el diseñador Fabián Zitta para la presentación de su último trabajo denominado “Caravana”. Zitta, quien además es anestesiólogo de profesión, comparte su sensibilidad estética a través de sus conjuntos ideados para este invierno 2014.
Según palabras del diseñador, esta colección recoge algunos trabajos de su trayectoria y ciertos recursos como el contraste de texturas, incorporando el uso en conjunto de materiales propios y ajenos al mundo de la alta costura, en síntesis de un estilo más depurado y definido.
Con un estilismo de marcada inspiración futurista, con tocados que simulaban criaturas abisales, desfilaron modelos con 48 pasadas compuestas por vestidos y accesorios para la noche.
El blanco y el negro fueron protagonistas absolutos de esta colección integrada por vestidos para cocktail, con capas largas que caían desde los hombros y flotaban al pasar de las modelos, escotes con detalles que abrazan el cuello, cortes asimétricos de líneas precisas, apliques drapeados que ornamentaban los vestidos junto con un juego de texturas brillantes y  opacas.  Calados sobre la cintura o sobre la pierna que permiten adivinar los contornos del cuerpo. Sensualidad misteriosa. El punto a destacar fue la cintura, que se resalta a través de cortes o por un cinturón tipo fajín que simulaba una armadura, confiriendo un aspecto de guerrera sofisticada. Es la silueta ideada por Zitta para esta estación.
Textiles suaves y etéreos como la seda en yuxtaposición con la rigidez del cuero, conviven estos materiales opuestos logrando una armonía visual que busca su apoyo en una estética minimalista-futurista.
Una labor de sastrería impecable reflejado en chaquetas y tapados con mangas tipo kimono, prendas útiles para poder sobrellevar el frío del invierno.
Esta fue la caravana de contrastes imaginada y materializada por el diseñador, la cual tuvo como propósito enaltecer el espíritu y esencia de su trabajo.





Vestirnos según la naturaleza

La naturaleza. Inmenso entorno que nos contiene. Espacio donde la belleza se manifiesta en todas sus formas posibles. Siempre, desde pequeña, me he sentido atraída  por la  amalgama de colores, texturas y formas presentes en este vistoso mundo.  Me conmueve la armonía perfecta que puede existir en una flor, la hoja de un árbol o los tonos de un atardecer. Todo este bagaje de elementos estéticamente predispuestos y escogidos para nuestro deleite visual.
Recuerdo hace algunos meses, me encomendaron una tarea que fue todo un reto sensorial. Debí realizar una lista enumerando colores existentes, que pudiese recordar o remitan al color en cuestión. Tener que recurrir a antiguos registros visuales, acerca de todo lo que pueda describir un color específico: verde pasto, marrón oso, azul laguna, rosa flamenco, naranja atardecer, violeta amatista, amarillo girasol, blanco luna… ¡Universo infinito el mundo de los colores!.  
Me  sirvió también para corroborar que la naturaleza y todos los elementos que la integran (si sabemos observar) pueden ser un recurso útil al momento de realizar combinaciones de colores entre nuestras prendas, ya que nos otorga una paleta de colores extensa, sus composiciones precisas de tonos pueden ser de gran ayuda, sobre todo si no se cuenta con conocimiento alguno acerca de los criterios que constituyen la teoría del color.  
Es por ello decidí crear estos ejemplos donde tomo los colores predominantes de un elemento natural (representados por la imagen) para hacer mezclas de colores entre prendas (representadas por la ilustración). Un ejercicio para despertar nuestros sentidos, ampliar nuestra capacidad de observación, mirar con los ojos del corazón, sorprendernos con las cosas que están allí esperando ser contempladas, porque están ahí; “los detalles que se vuelven visibles solo para aquellos que sepan dónde mirar".  Acoger la sutileza del reino natural para beneficio de nuestra imagen. Observar con nuevos ojos, cultivar la habilidad de generar un lenguaje visual que sea agradable para nuestro gozo y regocijo femenino.





   







                                                                                                              

















 





















Cuando el amor se viste para el amor



Hace un par de semanas mientras caminaba por Puerto Madero (uno de mis lugares favoritos de la ciudad donde me encuentro viviendo actualmente), una pareja de novios robó mi atención. 
Para satisfacer mi búsqueda constante de situaciones curiosas, rápidamente saqué mi cámara de mi bolso para poder tomar todas las fotos posibles.
Muchas veces nos sucede que como consecuencia de ver algo lindo esto nos produce sensaciones agradables, que en ocasiones llegan a superarnos. De repente me encontraba parada frente a ellos tomando fotos, tratando de no incomodarlos, con una sonrisa en mi rostro, cautivada por lo que mis ojos estaban viendo. 
Realmente era una escena encantadora poder ver a esta linda chica de apariencia delicada, con su vestido blanco adornado con piedras que brillaban como estrellas. Se veía como una princesa oriental, y su esposo a su lado tomándola del brazo como un caballero protector.
Debido a mi formación académica, mi mirada está educada para apreciar las vestiduras de las personas, trajes que ayudan a componer el paisaje visual de nuestras ciudades. En este caso, toma presencia la cualidad diáfana del color blanco que simboliza el inicio del algo nuevo, la pureza y la luz.
Es indiscutible el protagonismo que tiene la ropa a lo largo de nuestras vidas, y esto es aún más evidente cuando celebramos momentos inolvidables, los cuales guardamos para siempre en nuestra memoria. Toda la carga emocional que podemos otorgarle a un vestido, para luego, en un momento de nostalgia, remitirnos a momentos colmados de las más diversas emociones, reafirmando el poder que ejerce la indumentaria sobre nuestra sensibilidad. Vestirnos para recordar y ser recordados.