Por: Sasha Santamaría
Hablar de Yves Saint Laurent es recordar el relato de una de las
grandes luminarias de la historia de la moda del siglo XX. Su ingenio y sentido
estético le permitieron fraguar el guardarropa de la mujer moderna, legado que
continúa vigente hasta la actualidad.
Nacido el 1 de Agosto de 1936 en Orán, Argelia, el camino del “Príncipe de la Moda” inició en sus primeros años de infancia, cuando, agobiado por las burlas que recibía de parte de sus compañeros debido a su personalidad tímida y maneras delicadas, encontró en la moda un refugio y un medio para canalizar su creatividad y su fantasía de convertirse algún día en modisto, creando pequeños montajes de desfiles y realizando collages con fotografías de revistas.
Destinado a forjarse un nombre en
el universo de la moda, en 1954 con 17 años resultó ganador del concurso del
Secretariado Internacional de la Lana, llevándose el primer lugar en la
categoría de vestidos, bajo la vista de Christian Dior y Hubert de Givenchy
quienes oficiaron de jurado en la competencia.
Luego de este triunfo, decide
mudarse a París para inscribirse en la escuela
de la Cámara Sindical de la Alta Costura. Pero poco después, abandona sus
estudios decepcionado de la instrucción que le ofrecía el instituto. No
obstante, Michel de Brunhoff, en aquel entonces editor de la edición francesa
de la revista Vogue, vio sus bocetos y
se los enseñó a Christian Dior, quien quedó impresionado por su talento,
convocando a Yves a que formara parte de su atelier
como patronista, para luego nombrarlo su asistente y declarar que en caso
de su fallecimiento sea él quien tome la dirección de la firma. Aquello sucedió
y con apenas 21 años Saint Laurent fue delegado como nuevo director artístico
de la casa Dior.
Con “Trapecio”, su colección
debut, Yves pretendía relajar la silueta femenina, contrario a la clásica
silueta curvilínea insigne de Dior. Este fue uno de los primeros riesgos
creativos que se permitió realizar como director creativo. Era una época en la
que corrían nuevos aires que posibilitaban libertades inéditas a la mujer y
Saint Laurent quería acompañar esos cambios a través de la ropa.
Vestidos de su colección debut “Trapecio” en los que se evidencia una cintura holgada, separada del cuerpo. |
Su segunda gran jugada vino con
el lanzamiento de su colección “Souplesse, Légèreté, Vie” con la que
pretendía alejarse de la pomposa estética burguesa que predominaba en la moda
de aquellos tiempos, mostrando su afinidad con la energía contestataria y
desenfadada de la juventud de los 60´s. Para Yves, la modernidad y la
originalidad del vestir estaban en la calle, en los estilos forjados por los
movimientos contraculturales. Sin embargo, su propuesta recibió múltiples
críticas por parte de la prensa y constituyó uno de los motivos para que la
casa Dior diera por terminado su contrato.
Este suceso fue el impulso para
que el diseñador decidiera, junto a su compañero sentimental y socio Pierre
Bergé, fundar su propia marca. Así lo hicieron y en 1962 Yves Saint Laurent se
consolidó como nombre de moda con la apertura de su primera tienda, bajo el
concepto de prét-a-porter,
colaborando de esta manera con la democratización de la moda y dando
continuidad a su fascinación por la originalidad estilística de los jóvenes.
Además de la moda, el arte era
una de las grandes pasiones de Yves, afición que materializó a través de su
icónica colección Mondrian, lanzada en 1965 inspirada en la obra del artista
Piet Mondrian, fundador del neoplasticismo holandés.
Su colección
“Mondrian” llegó a protagonizar la edición de Septiembre de la revista Vogue.
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El gran hito del modisto llegaría
en 1967 con la concepción del traje pantalón para el vestir femenino, y
posteriormente, el traje de smoking, atuendos que sus musas Bianca Jagger y
Catherine Deneuve se atrevieron a lucir a pesar de los prejuicios de la época. Esta
fue la manera en la que Saint Laurent concretó su deseo de liberar a la mujer a
través de sus diseños, de situarla en un nivel igualitario al de los hombres,
permitiéndoles sentir el confort que ellos experimentaban con sus trajes
–primeros indicios del estilo andrógino- sin que aquello implicara dejar a un
lado su feminidad o poder de seducción.
Liberación e igualdad: El pantalón llega al armario femenino.
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Y es que Yves se abocó en la tarea de construir el guardarropa de la
mujer contemporánea, creando prendas como el jumpsuit, la chaqueta sahariana, la gabardina y la incorporación de
transparencias, con el objetivo de vestirla en consonancia con sus nuevas
libertades.
“He luchado por la elegancia y la
belleza. Todo hombre para vivir necesita espíritus estéticos. Yo los he
perseguido, buscado y hallado” exclamó el 7 de enero del 2002 en el discurso
que anunciaba su despedida de las pasarelas. Las últimas declaraciones de un
hombre que dedicó su existencia a reformular la moda femenina con el propósito de
independizarla.
*Publicado en Revista Cosas: https://cosas.com.ec/recordando-a-yves-saint-laurent/
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