Una revisión al
pasado y el presente de la imagen masculina.
Por: Sasha
Santamaría (Consultora de Moda y Estilo)
En la actualidad, al menos en
nuestra sociedad, hablar de moda desde sus variables relacionadas con el
indumento y el adorno es un tema que aún se asume como de interés meramente
femenino. Que la preocupación por el arreglo personal y manifestarlo de forma
creativa es pura frivolidad cuya atención corresponde únicamente a la mujer.
Sin embargo, la historia
demuestra que aquello no fue siempre así, que antes de que surgieran una serie
de prejuicios alrededor de la relación entre moda y masculinidad, existió un
tiempo donde el ornamento formaba parte de sus inquietudes. De esta manera,
elementos que hoy están intrínsecamente relacionados a la femineidad fueron
portados en primera instancia por el género masculino. Los tacones, por
ejemplo, fueron llevados durante el siglo X por los soldados persas, concebidos
con la finalidad de asegurar sus botas a los estribos para poder cabalgar con
total seguridad.
Modelo de bota con tacón utilizada por soldados persas.
Foto: Pinterest
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A raíz de esto, durante el siglo
XVII en Europa surgió un repentino interés por la cultura persa y fue aquí
donde la moda de llevar zapatos de tacón se esparció por este continente. Como
toda tendencia que es acogida de manera popular por las masas, surge en efecto
el deseo de diferenciación desde las esferas altas. Entonces para tomar
distancia, la aristocracia decidió elevar sus tacones unos centímetros más para
demostrar su posición de privilegio. Aquello se visualiza en los imponentes
retratos de los reyes Luis XIV y Carlos II de Francia e Inglaterra, en los que
destacan notablemente sus zapatos con tacones.
Luis XIV de Francia y Carlos II de Inglaterra complementaban
la exuberancia de sus trajes con tacones. Fotos: Wikimedia Commons, Pinterest
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Sucedía que era un tiempo en el que
el ocio formaba parte del día a día; una vida improductiva socorrida por el
esfuerzo de asistentes de servicio que propiciaba el surgimiento de modas
imprácticas y poco funcionales, diseñadas para la ostentación y no para la
acción. Sin embargo, esto cambiaría con el estallido de la Revolución Francesa,
que con su lema de “libertad, igualdad y fraternidad” se encargaría de establecer
una uniformidad en el vestir, aboliendo todo tipo de distinciones de clase presentes
en la indumentaria y cediendo de manera implícita los derechos de la
decoratividad y el ornamento a la mujer. Este dictamen dio paso a la
simplificación del vestuario masculino, orientando su sentido hacia la
utilidad, hacia una vestimenta confeccionada para la actividad laboral, lo que progresivamente
decantaría en el traje de chaqueta y pantalón que conocemos hoy en día, suceso que
el psicólogo inglés John Carl Flügel denominó como La Gran Renuncia
Masculina.
Desde aquel momento, el
vocabulario de la moda masculina se volvió acotado y la demostración abierta de
una imagen fashionable se convirtió
en un acto estético desafiante capaz de provocar diversas críticas, tal como lo
padecieron los cantantes Prince y David Bowie, cuyo estilo vistoso y audazmente
construido les valió acusaciones de “afeminados”, comprobando aquel
convencionalismo social de que la moda es un asunto de mujeres y no de hombres.
A pesar de las críticas, David Bowie y Prince eligieron calzar tacones como parte de su performance. Fotos: Pinterest, Getty Images |
Sin embargo, el panorama actual
se muestra esperanzador para aquellos que aprecian y disfrutan de expresarse de
manera libre y personal a través de la ropa –y para quienes lo apoyamos
también-, puesto que el zeitgeist desprejuiciado
e inclusivo que estamos experimentando parece estar aunando esfuerzos en
recuperar aquel brío de estilo que gozaron los hombres en algún momento,
devolviéndoles la oportunidad y la posibilidad de producirse en la manera en
que deseen, acogiendo incluso aquellos elementos considerados exclusivos del
universo femenino. Será tal vez que la apertura mental despreocupada e incluyente
de los millenials y centennials ha posibilitado la
convivencia y existencia de estas expresiones estilísticas amparadas bajo la
etiqueta de nuevas masculinidades, con la intención de descomponer y reinventar
lo tradicionalmente considerado masculino en lo que a imagen se refiere.
Representantes de la nueva masculinidad: Harry Styles, Maluma y G-Dragon |
Para evocar algunos ejemplos que
encarnan este nuevo paradigma, resulta más que pertinente recordar la aparición
de Harry Styles en la Met Gala de este año, quien lució un traje de inspiración
eduardiana culminado con unos zapatos en charol negro provistos de tacón, una
visión creada por Alessandro Michele para Gucci. Incluso, en uno de sus últimos
posteos de Instagram, el cantante Maluma ha optado por lucir de igual manera unas
botas de tacón. Los idols del k-pop
son otros grandes referentes, quienes incluso se animan a usar maquillaje,
llegando a convertirse en protagonistas de campañas tal como le sucedió a el
cantante G-Dragon elegido como embajador de la reconocida marca de belleza
coreana Moonshot. Al parecer, la relación moda-masculinidad va cerrando sus fisuras
y sus tabúes poco a poco van quedando en el pasado.
*Publicado en Revista Cosas Ecuador: https://cosas.com.ec/historiademoda-hombres-en-tacones-y-nuevas-masculinidades/
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