El museo Victoria
& Albert de Londres realizó un homenaje a la diseñadora inglesa que lideró
la emancipación de la moda femenina a inicios de los sesenta. Te llevamos a
recorrer los momentos más relevantes de su exposición.
Texto y fotografías:
Sasha Santamaría (Consultora de Moda y Estilo)
Dentro del extenso vocabulario del universo de la moda existe un
nombre que es sinónimo de diversión y desenfado. Ese nombre es el de Mary
Quant, la mujer que con su visión vanguardista y atrevida sacudió los cimientos
estilísticos de su época.
Era el inicio de los vertiginosos
años 60, tiempo en el que se desataría una revolución que descolocaría las formas
tradicionales, una revuelta liderada por los jóvenes que se criaron bajo la
sombra de la guerra. Este agitamiento juvenil que la legendaria Diana Vreeland
bautizó como youthquake, se
encargaría de inyectar alegría, espontaneidad y dinamismo en todos los ámbitos.
Así, aparece por primera vez el concepto de juventud, cuya efervescencia inundaría
las diversas posibilidades artísticas. Quant hizo lo suyo a través de la moda,
ofreciendo una filosofía moderna perfilada por colores vibrantes, guiños
infantiles y una impronta de liberación e innovación aplicada en su desarrollo
textil y prendas.
Inicios
Su primer paso dentro del arte de la indumentaria se concretó en 1955 con la apertura de la boutique Bazaar, la cual fundó con el apoyo de sus amigos/socios Archie McNair y Alexander Plunket Greene (quien luego se convertiría en su esposo). La tienda de carácter experimental ofrecía una serie de productos elegidos bajo la curaduría de la diseñadora. Piezas de las más inusuales eran comercializadas, lo que convirtió a este espacio en uno de los preferidos de las mujeres profesionales que buscaban un estilo único. Tiempo después, Quant decidió empezar a confeccionar sus propios diseños, en los que comenzaba a manifestar su visión de vestir práctica, audaz y divertida.
Conjunto de pijama en polka dots elaborado por la diseñadora en 1956 |
El look Quant
Con el concepto de juventud como base, el estilo de la diseñadora se iba afianzando y construyendo a partir de una imagen que evocaba la nostalgia de la infancia; de sus uniformes escolares y la soltura de las flappers de 1920, todo esto bajo un halo de candidez. Su signature look se componía de vestido de jersey, medias, boina y zapatos, incluso el maquillaje era de su autoría, elementos que se distinguían por su insigne sello de margarita en composición blanco y negro.
Ella era la propia embajadora de
su marca, lo cual demostró con el estilismo que eligió en 1966 para recibir la
medalla de la Orden del Imperio Británico por su contribución al desarrollo de
la economía inglesa debido a los ingresos generados por la exportación de su
ropa. Aprovechando la cobertura mediática, eligió un ensamble en tono crema y
aires preppy, realizando una
reinterpretación muy personal de la
formalidad del protocolo inglés.
El nacimiento de un nuevo estilo. Crédito foto derecha: Pinterest |
El vestido tipo overol o pinafore dress también formaba parte
esencial de su discurso vestimentario; una de sus prendas estrella que rediseñaba
cada temporada de acuerdo a la estación, y que conjuntaba junto a blusas o
suéteres de manga larga.
Piezas de la colección “Ginger Group” lanzada en 1963 |
Influencia masculina:
Comodidad y protesta
Tal como lo hiciera Coco Chanel en su tiempo, Quant exploró los ítems del armario masculino para trasladar sus cualidades sartoriales y confortables a sus creaciones. En búsqueda de inspiración, posó su mirada en la sastrería y en los trajes militares para concebir trajes femeninos de líneas relajadas. Era su manera de desafiar las reglas de género en el vestir. En esta instancia, el pantalón jugó un rol trascendental, puesto que era una prenda casi prohibida para las mujeres, ya que su uso estaba relegado para la privacidad del hogar y para ciertas ocasiones informales. Pese a esto, Quant lo adoptó como su declaración rebelde de estilo.
Gestos
masculinos adaptados a la estética Quant
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Incluso, alguna de sus piezas contenían
un mensaje de protesta; una sátira a las inhibiciones que padecían las mujeres,
lo que se refleja en su diseño “Bank of England” un vestido de estampado de
raya diplomática, cuyo uso era exclusivo de la sastrería masculina. Era su
manera de ironizar la imposibilidad que tenía la mujer para abrir una cuenta
bancaria, asunto que podía hacer realidad contando únicamente con la
autorización de un cercano masculino.
Mini falda:
Liberación y sexualidad
El look de falda corta se convirtió en la apuesta de mayor riesgo creada por la diseñadora, el cual poco a poco iba captando popularidad y acaparando la atención de los medios, ganándose el nombre de mini falda; una tendencia emergente que fue desarrollándose a la par de los alocados movimientos del rock and roll y del yeyé, en un tiempo en el que la mujer se encontraba experimentando nuevas libertades a nivel social, siendo una de ellas, la invención de la píldora anticonceptiva. En alguna oportunidad, la diseñadora confesó que ella no inventó la mini falda, fue la época la que le demandó que la creara. De esta manera, siguiendo el pulso del momento, se encargó de revelar las piernas de las mujeres; a tono con aquella nueva conquista, convirtiendo a esta prenda en el símbolo internacional de la moda londinense y de la liberación femenina.
Evolución de los largos de la falda hasta alcanzar la altura mini |
El “Wet Look”
El deseo del hombre de llegar a la luna y la “carrera espacial” que este desató, dio pauta para que la moda indagara en nuevas materialidades. De repente, el vinil se convirtió en el elemento preciso para desarrollar propuestas de tintes futuristas. Quant lo acogió para crear su colección “Wet Look” en colaboración con la marca Alligator, presentando una serie de piezas impermeables ideadas para la lluvia, incluyendo opciones de calzado tipo botín tobillero y largo.
Incorporación
del vinil en la creación de prendas impermeables
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Foto de campaña e items de la colección “Quant A Foot”
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Los 70
Entrando a una nueva década, su estilo expresó una evolución madura; mostrando una silueta lánguida, dejando a un lado los trajes estructurados. Con la idea de un estilo pensado para la mujer profesional y siguiendo los lineamientos de la moda estadounidense, adoptó la idea de prendas separadas y combinables entre sí. Para la noche, abrazó el largo maxi para vestidos de cuello halter y líneas fluidas. Para acompañarlos, ideó su versión de plataformas, calzado representativo de la época.
Silueta relajada en estilismos para la mujer profesional |
Con todas estas contribuciones e
innovaciones, Quant ayudó a que Londres se convirtiera en el nuevo centro generador
de moda y tendencias, desplazando a París; brindando, además, con la
exportación de sus productos, un aporte significativo a la economía inglesa y a
su vez, marcando un hito sin precedentes dentro de la historia del armario
femenino.
*Publicado en Revista Cosas Ecuador: https://cosas.com.ec/la-revolucion-de-mary-quant-mini-faldas-y-juventud/
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